Testimonios Instrumentos de Viento

Experiencias de personas a las que hemos podido ayudar desde Músicos y Lesiones.

David Hidalgo Chica Estudiante de saxofón en el conservatorio de Úbeda-Jaén

Hola, me llamo Daniel y toco el saxofón alto. Tengo 15 años y vivo en Villacarrillo, provincia de Jaén. Voy a empezar 1º de Bachillerato y 3º de EEPP de música especialidad saxofón. Mis problemas en los antebrazos comenzaron hace bastante tiempo, pero recuerdo que a finales del año pasado y principio de éste (2020) tuve que dejar de tocar varias veces durante mis clases en el conservatorio de Úbeda porque el dolor era casi insoportable.

A partir del confinamiento las molestias fueron a más hasta llegar a un punto en el que me resultaba imposible tocar más de 10 minutos seguidos, escribir a mano, teclear en el ordenador y tampoco podía hacer ejercicio que es una de mis aficiones principales. Tanto es así que mis padres en muchas ocasiones tenían que escribirme los trabajos de clase.

 

Como es lógico, nos pusimos manos a la obra para intentar buscar una solución, pero nos encontrábamos en los peores momentos del confinamiento por lo que hasta junio no pudimos hacer nada. Entonces visitamos a varios profesionales de la salud que nos solicitaron distintas pruebas: neurofisiólogo (electromiograma); traumatólogo (resonancia y analítica); fisioterapeutas (ecografía). Ninguna de estas pruebas reveló ningún problema, lo cual está muy bien pero el dolor seguía ahí. Así que buscando en la red dimos con Tomás, compramos el libro y nos pareció la persona idónea para tratar de solucionar mi problema ya que los profesionales que visité hasta entonces no consiguieron ninguna mejora y nos estaban haciendo perder tiempo y dinero.

 

Contactamos con Tomás a primeros de junio y nos dijo que todavía no estaba trabajando debido al confinamiento y, por fin, el 29 de junio concertamos la primera cita y comencé el tratamiento que acabo de terminar el 14 de septiembre de 2020 después de 7 sesiones dobles de 2 horas de duración. Han sido unos meses duros, los viajes agotadores y como mi lesión era grave, para recuperarme, Tomás se ha tenido que emplear a fondo y, a veces, lo he pasado realmente mal. Sin embargo, ha merecido la pena ya que he vuelto a tocar y hago una vida normal, cosa que hace no mucho tiempo me parecía casi imposible. Otro de los aspectos fundamentales del tratamiento han sido las modificaciones posturales que Tomás me ha indicado tras verme tocar, la importancia del calentamiento y los estiramientos, así como la adquisición del arnés Vandoren FNH 100 de diseño ergonómico.

 

En cuanto al miedo a las recaídas, siempre tendré en mente una de las frases más repetidas de Tomás: “a enemigo que huye, puente de plata”, es decir, facilitar la huida o la retirada al que nos molesta u ofende (en mi caso, el dolor de la antigua lesión). Hablando de frases, y si me lo permites Tomás, mencionar las “célebres” palabras que utilizaste repetidamente para responder al arsenal de preguntas que te planteaba sobre mi lesión: comenzaba con: “a ver, esto es muy sencillo…” y solía terminar con: “…no hay más tu tía”.

 

Ahora en serio, estamos muy agradecidos a Tomás por curarme y por ser un profesional riguroso, con argumentos científicos, que sabía en todo momento lo que hacía, paciente ante todas las preguntas que nos preocupaban, muy agradable en el trato y abierto, una persona con la que se puede hablar de cualquier cosa.

Tomás, nunca olvidaremos lo que has hecho por nosotros y aunque espero no volver a verte por razones obvias, espero que sigas ayudando a otros músicos/as a solucionar sus problemas.

Un abrazo y muchas gracias.

Marina de la Iglesia Oliva estudiante de saxofón en el Conservatorio profesional de Salamanca

Un miércoles de enero, después de un largo día de estudio (saxofón alto, saxofón soprano y piano) llegué a casa hecha con dolor de cervicales, en la espalda y en la zona del trapecio, ya anteriormente los había tenido, pero no eran constantes. Esta vez, a la mañana siguiente no podía mover el cuello y el dolor espantoso. Fui al médico y me recetó antinflamatorios y relajante que mitigaron el dolor, pero era imposible tocar el saxo.

Estuve un mes sin ir al conservatorio, no pude hacer audiciones (estoy  en 6º de profesional…) tenía que prepararme para pruebas en el superior y no solo eso, tampoco podía ni sujetar un vaso, estar con el ordenador o escribir en un folio. Empecé a tocar pero recaí en el dolor.  Incluso con aumento de  medicación y bajada de ilusión por no poder tocar un  rato sin dolor y no avanzar en mi programación. Por la cual un día llegué a clase de saxofón bajo los efectos de los calmantes, fue entonces cuando mi profesor Raúl me dijo que no podía seguir así y me informó de la existencia de Tomás.

De la primera sesión salí desesperada porque me dijo todo lo que tenía mal en la zona de la espalda, cuello y el daño que el arnés que usaba me estaba haciendo; era el primer cambio que debía de realizar y además había hábitos que debía modificar en mi vida de músico.

No puedo negar que las sesiones han sido dolorosas y he llorado del dolor, pero como él me advirtió, el dolor cada vez disminuía más. La seguridad que me transmitió y sus consejos hicieron que confiara en él y la recompensa es que en cuatro semanas estoy totalmente recuperada pasando de tocar una hora (con largos parones) a tocar cuatro horas sin ninguna molestia y a realizar una audición de unos 30 minutos. Además con su manera de hablar, con sus consejos, corrigiendo posturas y respiración, han hecho que afronte mi futuro con una fuerza e ilusión diferente de la que tenía hasta ahora.

Siempre le estaré agradecida Tomás.